La educación en diversidad de género es mucho más que la inclusión de nuevos contenidos en los programas educativos; es un proceso transformador que contribuye a la formación de ciudadanos críticos, empáticos y respetuosos. Al invertir en esta área, se sientan las bases para una sociedad en la que la diversidad se celebre y en la que cada individuo pueda desarrollarse plenamente sin temor a ser discriminado por su identidad o expresión de género.
Tanto en contextos escolares como en la formación de docentes, la implementación de programas de educación inclusiva es clave para mejorar la convivencia y reducir los prejuicios. Además, se destaca la importancia de adaptar los currículos y políticas institucionales para atender las necesidades y realidades de los colectivos trans y no binarios, reforzando el carácter transformador de la educación en este ámbito.
Esta aproximación integral al tema se alinea con las tendencias internacionales y con la urgencia de promover cambios que permitan construir entornos educativos más seguros y respetuosos para todas las personas.